viernes, 10 de junio de 2011

Al limite

El Sr. Arenque se puso los guantes, la gabardina y el sombrero, y el muy dicharachero se dispuso a pasear. Tomo el camino al parque por la calle calamar, y como obra había en el estanque no lo dejaron pasar.
El arenque muy indignado de la obra rompió un sillar. Se fue a casa muy enfadado y perdió un guante al caminar.
Ya en su casa más calmado se puso a meditar. Recordó que de ese guante nunca tuvo el par.

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