sábado, 31 de mayo de 2014

Acto primero

Hola a todos, partiendo de hoy y durante los próximos cuatro días voy a subir cuatro actos que conforman un relato de suspense que he creado días atrás. Este relato esta basado en una microhistoria de una amiga la cual podréis leer en su blog, os dejo el enlace directo a la estrada: http://incoherenciasinconexas.blogspot.com.es/2014/04/pecas-microrrelato-750.html
os recomiendo encarecidamente una lectura de esta historia antes de proceder con la mía, aunque no es indispensable la una para disfrutar de la otra, para los mas baguetes.

Sin mas preámbulos os dejo con el acto primero:


Tono gris, quizá con filtro o simplemente tono apagado de luz, es una habitación cuadrada, pequeña, tiene una cenefa verde pálido muy descolorida, en la pared del fondo un ventanuco cuadrado con el borde de hierro y un barrote doblado en el centro. Ilumina la sala un flexo, verde también, que reposa sobre una mesa baja de madera redonda con un mantelito verde muy oscuro. En el centro de la sala una butaca blanca, y en ella sentado, pero no de la forma habitual, si no cruzado con las piernas por encima de un reposa-brazos y su cabeza colgando desde el otro mirando hacia nosotros se encuentra él.

Viste un pijama el cual podría verse casi como un pijama uniformado. La imagen se acerca a el como si se entrase desde el exterior de la habitación y se detiene a un par de metros. Tiene el pelo a media longitud, enmarañado y una mirada vacía. Transmite algo pero no sabes el que pues jamás te habías encontrado ante semejante sentimiento. Decir que es como si el fin estuviese en sus ojos era lo único a lo que se podría hacer referencia. Se escucha silencio. No el silencio mas puro pues en nuestro silencio recibes sinuosidades del ambiente.

Esperas. Te lo transmite lentamente. Y empieza a hablar:

-Se lo deje muy claro cuando la conocí y me creyó un tipo chistoso. Estaba de espaldas la primera vez que la ví, y su cara con pecas me enamoro aun mas cuando se volteo al oír pasos tras de ella. Era tarde y no quedaba mucha gente. Al verme debió sentir tranquilidad de haber visto mi cara alguna vez por aquí. No debió sentirla.

Tras ello empieza a reír suavemente, muy suave casi un susurro, aunque era una risa muy acelerada la guarda toda en el. Se reincorpora en el asiento y continúa contándonos aquella atrocidad.

-Al día siguiente se me acerca como si me conociese de siempre, como si fuese su colega, y me dice “menudo susto me diste ayer”  y yo la conteste que quería contar cuantas pequeñas manchitas albergaba su piel. Que quería recorrerlas y unirlas como si de constelaciones ignotas se tratasen. A partir de aquí surgió el malentendido.

Su rostro cambia totalmente. Toma facciones serias mas profundas. La luz del flexo se atenúa muy despacio mientras la imagen se aleja a una velocidad equivalente hasta quedar todo oscuro. Negro.




viernes, 9 de mayo de 2014

La mañana


Entra en el cubículo y apoya su espalda en la pared a la vez que cierra las puertas. Coloca la mano sobre la llave de paso y medita.
Se siente cansado, sucio, obsoleto.
Su mirada se dirige al suelo.
Gira la llave y comienzan a punzarlo gotas frías que arrastran todo de él.
Desliza el cansancio, la suciedad, la obsolescencia. A ello le sigue el pelo, la piel. Se va desnudando de sus músculos, venas, tendones, nervios. Quedan sus huesos fríos e inertes que caen como una torre que se desmorona.
Todo ello se pulveriza, se disuelve y gira mientras es engullido por el desagüe, el cual emite un alarido gutural como si la sopa de restos se atragantase al desvanecerse a través de las cañerías.
Finalmente el cubículo queda vacío, impoluto, perfectamente dispuesto para su próximo uso.

miércoles, 7 de mayo de 2014

El Busto

Sobre una tabla un bloque de barro y, como la tierra, gira, haciendo del paso del tiempo una herramienta de modelado, que, entusiasta en su inicio, moldea bellas formas. El avance desvirtúa la idea primigenia, no de forma meditada, la cual sigue siendo la misma en esencia, pero una desfiguración titubeante a los ojos llanos. A pesar del arduo esfuerzo por devolver ese esplendor, las cansadas manos no consiguen mas que deformarlo aun más todo, y creense herramienta inútil. Pero no hay trabajo en vano pues la esencia continua pura, siendo la verdadera esencia algo eterno...