miércoles, 18 de enero de 2012

Tinta sobre papel, técnica nocturna 2


Otra vez había vuelto a suceder. Me encontraba en ese extraño lugar. Era un inmenso bosque del que no podía salir. El sitio era bastante bonito, con una espesa vegetación y unos curiosos árboles de bonitas hojas negras. Estaba anocheciendo, por no decir que estaba sumida en la negrura, y la atmósfera que se creaba era algo tétrica. En ese mismo instante me encontraba corriendo. No era una carrera por gusto, nada de eso. Había oído algo extraño a mí alrededor y no iba a quedarme para comprobar que era. Las hojas crujían cerca de mi y continuaba sin saber que las hacia crujir. Cada vez estaba más cerca de mí. En ese momento estaba asustada y solo me reconfortaba la belleza del lugar. Mientras corría tropecé con algo anclado al suelo. Me acerque a comprobar lo que era y se trataba de un tirador en forma de aro. Despejé la hojarasca que había alrededor de el para comprobar que debajo había una trampilla. Con un gran esfuerzo la abrí y una cegadora luz me inundo por unos momentos. Una vez mis ojos se adaptaron a la luz introduje la cabeza para comprobar que había en el otro lado y desperté. 

viernes, 13 de enero de 2012

Que le ves al trasluz

La luz era blanca y apagada. rodeando el verde claro, verdes y frondosos arboles hacían de techo al lugar. todo estaba lleno de ese toque de humedad que hacia del lugar algo encantador. La niebla a medio metro del suelo contribuía a un ambiente bastante romántico. En el centro del claro había una piedra plana y baja, ras de suelo si me apuras. En ella había un huevo. Era un huevo muy grande mas grande que ningún huevo que se allá visto antes. Tenia un color amarillo verdoso y era rugoso al tacto. O eso decían. El huevo llevaba mucho tiempo en el lugar aparentemente sin nadie que lo incubara. Lo que nadie sabia es que el huevo se estaba incubando por algo mas grande que ningún tipo de criatura, y una vez llegara el momento eclosionaría para llevar a cabo su cometido.