Puesto que la semana pasada no publique por unos problemas técnicos esta semana os traigo una doble publicación, espero que la disfrutéis y disculpad la tardanza.
Dos pequeños fueron encontrados por un anciano ciego bajo
una col en su huerto un día mientras regaba. El anciano decidió criarlos como
suyo al creerlos abandonados. Poco a poco fueron creciendo y su conocimiento
pareció estancarse. El anciano podía apreciar su voz ruda y extraña complexión
a medida que avanzaba el tiempo. Finalmente descubrió que no eran humanos si no
orcos. Al haber sido criados por este, no tenían consciencia de su condición y
tenían calmada su ira de guerra. Aun así poseían la basta fuerza y la precaria
inteligencia de un orco lo que los hacia potencialmente peligrosos. Llegado un
momento decidió que era hora de que sus “pequeños” y queridos “hijos”
marcharan. Estos incapaces de desempeñar ninguna ocupación, aunque quisieran
jamás la conseguirían, la gente teme y odia a los orcos, decidieron hacerse
mercenarios. Actualmente viven en una choza al lado del anciano y pasan sus
tardes bebiendo hidromiel en la taberna El Dragón Blanco esperando a que
alguien requiera de sus servicios.
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