viernes, 30 de diciembre de 2011

aquamnia

Una noche mas tienes la mente turbada, evade su responsabilidad. No consigues conciliar el sueño. No paras de oírlo. Clon, Clon, Clon. El incomodo sonido de la cañería no para de perforar en tu cabeza. Irremediablemente tu lo imaginas:
Se trata de un hueco de no mas de diez centímetros. Ni un solo haz de luz ilumina la oquedad. La pared, blanca, ennegrecida por la humedad y el moho. También encontramos desconchones fruto del paso del tiempo. Atravesando el espacio destinado a ello el viejo tubo de plomo, ya en vías de extinción, torna colores amarillos rojizos por acción del oxígeno. En medio de todo esta la junta, la deficiente unión por la que, segundo a segundo, un interminable flujo de agua se escapa gota a gota causándote esa horrible sensación de punción en el interior de tu cráneo.
Finalmente optas por abandonar con la esperanza de que mañana el goteo halla remitido o tu tengas algo mas importante que hacer que detenerte a escucharlo.

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